Racionamiento de agua en Rere: ¿Cómo se vivió y cuáles fueron las lecciones aprendidas?

En 2022, la principal fuente de abastecimiento de agua de Rere

El 15 de febrero de 2022, el caudal del estero Los Crisantemos de Rere prácticamente se secó. Así, sin más, un pueblo de poco menos de 500 habitantes, ubicado al interior de la comuna de Yumbel, debió racionar su consumo de agua potable por más de tres semanas. 

―Teníamos para 12 días de abastecimiento ―explicó el presidente del comité de Agua Potable Rural (APR) de Rere, Paulino Araneda.

―¿Y después? ―pregunté

Hubo silencio.

 

CÓMO SE VIVIÓ EL RACIONAMIENTO

La sequía venía afectando a la zona desde hacía ya media década, pero el sobreconsumo de agua por parte de los visitantes produjo un desabastecimiento total en la localidad.

Si nosotros en Rere somos una población de aproximadamente 400 personas, en los meses de enero y febrero, esa cantidad se cuadruplica. Llegamos a 2.000 personas. Entonces, poca agua y más consumo”, precisó Paulino Araneda.

Como consecuencia, los habitantes del pueblo debieron restringir su consumo de agua por poco más de tres semanas.

 

CÓMO SE VIVIÓ EL RACIONAMIENTO

Apenas el comité de APR de Rere anunció el racionamiento de agua, la Municipalidad de Yumbel envió camiones aljibes para abastecer a la comunidad con más de 23.000 litros diarios. Una medida reactiva pero efectiva, consideran los locales.

José Galvez es tesorero del comité de APR de Rere y también uno de los dueños del Restaurante Los Perales, ubicado en la parte alta del pueblo. Junto a su familia, dedican una gran parte del día en administrar el local, pues es su principal fuente de ingresos. Sin embargo, durante el periodo de racionamiento, debieron suspender sus servicios temporalmente.

Si no hay agua, no podemos abrir. Sin agua no podemos habilitar los baños, y por lo tanto, no podemos operar con normalidad. Nos lo prohiben desde el Ministerio de Salud. Por eso, sencillamente cerramos”, dijo José.

“Yo soy dirigente del agua y me veo afectado directamente. Vivo en un sector alto. Si el agua se corta, la primera casa afectada es la mía, y si se corta en mi casa, también se corta en mi emprendimiento”, añadió.

 

«¿SEQUÍA? NO, AQUÍ NO HUBO SEQUÍA»

Pero no todos vivieron el racionamiento de la misma forma. Mientras los sectores altos del pueblo suspendieron parte de sus actividades cotidianas producto de la falta de agua, los sectores bajos continuaron utilizándola con aparente normalidad.

Eduardo Arriagada forma parte del personal de aseo de Rere. Lleva años manteniendo limpias las calles y conservando el verdor del pueblo, incluso en temporadas de escasez. A menudo, su trabajo le permite interactuar con la comunidad.

“Usted le pregunta a las personas, y para muchas ni siquiera hubo sequía. La percepción de cada uno es distinta de acuerdo a cómo lo vivió. Una señora me decía: ¿Cortes de agua? No, a mí nunca me faltó el agua”, recuerda.

 

Y en efecto, muchos de los locatarios de la parte baja del pueblo jamás oyeron sobre el racionamiento. “Algo escuché”, mencionan algunos. ¿A qué se debió esa dicotomía?

Para Eduardo, el haber depositado el agua directamente en los estanques, provocó una suerte de falsa sensación de normalidad, pues los grifos en los sectores bajos jamás dejaron de bombear agua, y por consecuencia, las personas continuaron consumiéndola con total normalidad en un momento crítico.

“Los camiones venían y echaban el agua arriba, en el estanque. Entonces, cuando tú abrías la llave, el agua seguía saliendo con normalidad. Por eso, algunos decían: ¿Sequía? No, yo abro la llave y sale harta agua, y aquí abajo salía con una presión feroz”, mencionó.

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